La capital española recibe influencia de la gastronomía de todo el país. Una ciudad de bares, restaurantes y frituras, cargada de historia. Conozcamos algunos de los muchos clásicos de la gastronomía de esta ciudad
Antiguamente la cocina madrileña tenía como ingredientes principales la miel, los dátiles, la leche, la sémola, entre otros. Cuando, en 1561, el Rey Felipe II formó la capital, la gastronomía de Madrid comenzó a variar y a recibir influencia de otras zonas de España.
Hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX las calles madrileñas comenzaron a poblarse de restaurantes, bares, mesones, confiterías que servían platos típicos como los bartolillos y el famoso cocido madrileño.
El cocido madrileño de 3 vuelcos
Es uno de los platos más famosos de Madrid y lleva ese nombre por su forma de comerlo. Sus ingredientes habituales son los garbanzos, tocino, gallina, huesos de ternera y de cerdo, morcilla, chorizo fresco, patatas, zanahorias, repollo, fideos y aceite de oliva.
Generalmente se condimenta con sal, ajo y pimentón dulce, aunque no todos eligen usar este último ingrediente. Si bien cada familia tiene su propia receta, los ingredientes clásicos son los mismos, con variantes propias de acuerdo al paladar de sus comensales.
Se dice que tiene 3 vuelcos porque primero se come la sopa con los fideos, luego los garbanzos con las verduras y finalmente las carnes troceadas.
Callos a la madrileña
Esta tradicional comida es típica del crudo invierno español y consiste en un guiso de callos o tripas de ternera (aunque también puede usarse cerdo o buey), chorizo, morcilla, cebolla, tocino, tomillo, laurel, ajo, guindilla y no mucha salsa de tomate porque debe quedar bien espeso.
Antiguamente, las vísceras se lavaban meticulosamente pero hoy en día pueden conseguirse ya limpias en las casquerías.
Huevos estrellados
Cuenta la historia que la abuela del famoso cocinero, Lucio Blázquez, fue la creadora de esta receta que consiste en huevos fritos colocados sobre un colchón de patatas fritas, acompañada de jamón o chorizo. Según cuenta el cocinero, cada vez que a su abuela se le caían los huevos y se rompían, los volcaba sobre las patatas y salvaba la comida del día.
Para que el plato quede perfecto las patatas no deben estar muy crujientes, de esa manera pueden absorber mejor la yema del huevo y adquieren un mejor sabor
Bartolillos
Su historia se remonta al siglo XIX y su origen tiene muchas teorías diferentes. Sea cual sea su origen, los bartolillos son una tradición dentro de la repostería madrileña. Tienen forma de empanadilla que se cocinan con una masa muy fina y se rellenan de crema pastelera y luego se fríen en aceite.


Victoria Picco
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